Conoció el infierno de las drogas y pudo salir para ayudar a los demás

Nicolás nació en la provincia de Santa Fe y fue criado por sus padres pero ante una situación familiar, comenzó a cerrar y a cortar la comunicación con ellos.

Por aquellos años, mientras están en la adolescencia comenzó a vivir en soledad y esa falta apoyo y comunicación  lo llevaron a hacerse adicto a las drogas.

“En mi casa pasaron cosas que me causaron angustia interior, crecí con esa herida y fui viendo la vida de esa manera. La comunicación con mis padres se fue cortando, no hablaba con nadie era una persona muy callada y así fui chocando por todos lados, en ese momento entré al mundo del consumo”, recordó el joven de 24 años

Asimismo rememoró  “después de un largo tiempo donde empiece un proceso de recuperación,  le pude preguntar a mi papá por qué tomaba alcohol o por qué pasé una situación que tanto daños nos causó como familia , fue ahí donde comenzó el proceso de sanación”

“Mi padre me contó que fue abandonado y que estuvo preso 8 años,  que le maltrataba a mi abuela y que él se crio en ese ambiente”, relató.

La vida de Nicolás cambió rotundamente  cuando ingresó al “Buen Samaritano” y dijo “ahí hice mi proceso de un año y tres meses,  cuando la conocí a Natalia no encontramos a en una acampada espiritual en Rafaela y ahí decidí venir a Corrientes”.

El joven que lleva dos años sin consumir drogas remarcó la importancia de la comunicación entre padres e hijos para que ellos no ingresen al infierno de las adicciones y expresó “es fundamental ponerle los limites porque fruto del amor es la puesta de limite y el diálogo”.